QUE INVIERNO TAAAAN CALUROSO...

Estamos viviendo un invierno muy caluroso, lo que provoca que la gente se desnude más a menudo. La prueba la tenemos en mujeres tan dispares como la teniente alcalde de Lepe, Ana María Rios o Blanca Cuesta; quizás el posado de esta última es menos llamativo, algo tiene que hacer para no aburrirse.

Yo si tengo que elegir, prefiero que la gente se desnude en cuerpo y alma para revistas de prestigio o causas nobles que verles pasar la prueba del polígrafo en el programa Dolce Vita. En el caso de Ana María, los periodistas acusan falta de ética por sacar provecho a una falsa acusación de tráfico de drogas a la vuelta de su luna de miel. Bueno, ellos también llenaron tiempo de sus programas con la noticia, lo que les reportó audiencia y beneficios.

Se quiera o no, el desnudo todavía provoca reacciones encontradas en nuestra sociedad taaan liberada. Personalmente, si me pagasen por salir desnuda, me gastaría todo el dinero en preparame físicamente para salir favorecida (photoshop aparte) y al final quien saldría ganando sería mi salud...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

En realidad, si no fuera por obligación, creo que nunca haría nada por dinero. De hecho el mercado actual me parece sumamente deshumanizador. Tant deshumanizador como la maquina que determina la mentira o la verdad humana.

Pat dijo...

En esta sociedad se mide a la persona más por el dinero que puede ganar que por su propia valía.
La mayoria de las veces se trabaja por dinero,sólo hay que saber que no siempre tiene que ser así y que se pueden hacer cosas por el mero placer ello que conlleva.

Anónimo dijo...

El mercado actual relaciona a las personas de una manera cruel. Ya no solo porque pone valor monetario al esfuerzo, al talento, a los conocimientos y a la propia vida de las personas. Sino porque establece relaciones frías e inconscientes, pero con grandes consecuencias. Compramos objetos cuya historia nos relaciona directamente a unos con otros, sin embargo no somos conscientes de ellos. El hombre que trabaja en la multinacional, queda sepultado al anonimato, oculto detrás la etiqueta (el logo). Cuando compro el objeto fruto de su trabajo, no sé de él, de hecho ni siquiera pienso en él. Es más, el precio del objeto no esta valorando su trabajo, sino la imagen de la marca. Sin embargo mi compra repercute en su vida y estoy estableciendo, quiera o no quiera, una relación con él. Está relación, por supuesto, no tiene nada que ver cuando alguien teje un jersei para tí y te lo regala (o incluso lo pagas). La impersonalidad de la relación del primer caso, deshumaniza, ya no solo el que hace el objeto, sinó también el que lo compra. Ambdos se convierten en anonimos que se relacion impersonalmente y en los cuales no existe ningún sentimiento.

Anónimo dijo...

Eso ha quedado muy marxista...

Anónimo dijo...

Y eso que Marx no vivio la globalización actual.

Anónimo dijo...

No viviría la la globalización actual, pero si la construcción del mercado mundial. Las Guerras del Opio se hicieron para algo.

Pat dijo...

Quedais contratados para dar vidilla al blog...
La sociedad actual es una mierda y es la que hay y, por mucho que uno quiera, no se puede vivir en ella sin seguir ciertas normas. Tendría que cambiar, pero primero lo deberíamos hacer los individuos que la componemos y exigir a quienes (n teoria) nos representan un gran cambio, pero todos juntos.