EL REGRESO DE LOS MUERTOS



El día 1 de noviembre se convierte a pasos agigantados en el día después de Halloween, con una puesta en escena demasiado colorista, olvidando el misterio y el culto a los muertos y a sus almas tan propio de la tradición cristiana. Diferenciamos ambas fiestas, pues parten de lugares y tradiciones muy diferentes.

Los orígenes de Halloween se remontan a las antiguas culturas célticas de Britania y de Irlanda, concretamente al festival de Samhain, que marcaban el cambio de estación y donde las brujas británicas celebraban sus aquelarres y encendían hogueras, a cuyo fuego se le atribuían propiedades mágicas. .

Los sajones ocuparon en el siglo V d.C.los territorios célticos recogieron dicha tradición y posteriormente la transformaron en el cristianizado All Hallow Even (víspera de todo lo sagrado), antecedente del actual Halloween y que se celebraba con mascaradas en las Islas Británicas que evocaban la visita de las almas y el paseo de brujas, duendes y fantasmas.

Hoy en día y debido a la gran influencia de la cultura Norteamericana, asociamos la fiesta a la famosa frase de truco o trato, donde los niños disfrazados van de puerta en puerta pidiendo caramelos.

Los antiguos griegos pensaban que, entre el 1 y el 2 de noviembre, Hades permitía el ascenso hasta la superficie de la Tierra a los espectros de quienes habían sido buenas personas durante su vida, para que pudieran manifestar se a sus descendientes y hablar con ellos mediante ruidos.

En nuestra cultura tenemos una creencia similar, se visitan los cementerios, se habla con los muertos, se adornan sus tumbas con flores y se cree que las almas vuelven desde el mediodía del 1 hasta el mediodía siguiente. Además se encienden fuegos con propiedades mágicas, las mariposetes de la noche del 31 de octubre, lucecitas especiales que arden flotando sobre una capa de aceite los días de Todos los Santos y de Difuntos, y que sirven para señalar a las almas el camino hacia su casa.

En muchas masías de Cataluña se preparaba un lecho caliente para el retorno de las almas de los difuntos a su hogar y en pueblos de Valencia era costumbre que el día de difuntos se hiciese la cama de buena mañana, con una esquina semi abierta (la girà) antes de ir tres veces a misa para dar tiempo a las almas para acostarse y descansar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante tu post, no conocia ni la mitad de lo que cuentas. :D